" La cebolla tiene que estar finamente picada. Les sugiero ponerse un pequeño trozo de cebolla en la mollera con el fin de evitar el molesto lagrimeo que se produce cuando uno está cortando. Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, sino que a veces uno empieza, como quién dice, se pica, y ya no puede parar."
Con gran sabisuría y sensualidad chispeante, su autora consigue, en los fogones de una vieja cocina, traducir la pasión y el amor reprimidos por la dura moral de una familia mexicana. Reflexión generacional, elogio del secreto y del amor.
CIF: | 51657830Z |
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