Escuela de leer letras cursivas antiguas y moderna, desde la entrada de los godos en España, hasta nuestros tiempos.
Merino de Jesucristo, Andrés.
Referencia Librería:
040949
Madrid, por D. Juan Antonio Lozano, Impresor de S.M. 1780. 3426 cm. 18 hojas (inclusive frontispicio grabado y portada tipografica), 443 páginas. 59 láminas incluidas en la paginación. Algunas ilustraciones dentro de texto y viñetas finales de capitulo grabadas en madera. Encuadernación de pergamino a la romana con el título rotuladoTodas las láminas y la viñeta de inicio de texto son dibujadas por el propio padre Andrés Merino, y son grabadas por los artistas José Assensio, Francisco Assensio, Moreno Tejada, Mansilla, Nemesio López. El frontispicio algo mas corto de márgenes se encuentra remontado en una hoja de papel blanco. Las últimas hojas con restos de mancha antigua de humedad en el margen inferior interno. Edición original de esta gran obra considera la mejor obra de paleografia española histórica publicada durante el siglo XVIII, y consultada con provecho hasta mediados del siglo XIX. Sus láminas de abreviaturas han servido para poder transcribir textos documentales, y también para la numismática. Merino Irigoyen, Manuel Antonio. [Andrés Merino de Jesucristo. Religioso profeso de las Escuelas Pias de la Provincia de Castilla]. Elciego (Álava), 25.XII.1730 - Valencia, 17.VII.1787. Pedagogo, lingüista, paleógrafo, novelista. La afición de Merino por el arte de la escritura y la búsqueda de métodos adecuados para su enseñanza, ramo en el que los escolapios adquirieron cierta notoriedad en su tiempo, se fue alimentando en el ambiente escolar. Tuvo discrepancias con el método que defendía el famoso Palomares en su Arte nueva de escribir (1776), proyectado para ser utilizado en el Real Seminario de Vergara. Merino, como los escolapios, prefería un tipo de letra española y, ante la arrogancia de los contrarios, redactó una Impugnación a la obra de D. Francisco Palomares en la que se critican sus teorías, pero que no vio la luz hasta después de la muerte del autor, ya que éste era poco amigo de polémicas. Al mismo tiempo, preparó una obra de más envergadura titulada Escuela Paleográphica o de leer letras cursivas antiguas y modernas desde la entrada de los godos en España hasta nuestros tiempos (1780). Busca una justificación histórica de las muestras de la escritura y presenta una gran variedad de tipos de letra desde época antigua. Es un excelente manual de paleografía, primorosamente ilustrado con cincuenta y nueve bellas láminas con muestras de escritura de archivo, que sirvió de referencia durante largo tiempo en los estudios superiores.